lunes, 22 de junio de 2009

Alquiler de viviendas: precios cada vez más exorbitantes


En los últimos años los precios de los alquileres han subido notablemente, sobre todo en Capital Federal.


En la actualidad, las dificultades para el acceso a la vivienda afectan especialmente a las familias de bajos recursos, ya que se ven obligadas a gastar casi la totalidad de sus sueldos en el pago del alquiler.
El problema radica en que los sueldos han estado congelados o han subido muy poco, mientras el precio de los alquileres se ha disparado en forma desproporcionada, llegando a pedir sumas exorbitantes, lo cual dificulta cada vez más el alquiler de una vivienda.
De acuerdo con el martillero publico Juan Carlos Rodríguez, dueño de la inmobiliaria que lleva su apellido, “muchas veces los dueños de las propiedades deciden poner en venta sus viviendas antes que en alquiler”, porque además de que, en muchos casos, los inquilinos no cumplen con el pago, dejan en malas condiciones la vivienda.
Otro tipo de dificultad se presenta con relación al lugar donde es posible alquilar a bajo precio, pero carece de muchos servicios esenciales, como agua, cloaca, gas y seguridad. Tal como dijo Roxana Aguirre de San Antonio de Padua, “hoy la mayoría de los terrenos se venden en dólares, por eso las personas terminan construyendo en los fondos de las casas de sus padres”. A causa de esto hay poca oferta, pero debido a la gran demanda, los dueños de las casas en alquiler suben sus precios.
Sumándose a esta situación, se presenta el grave problema habitacional que sufre nuestro país. Cada vez menos familias pueden acceder a una vivienda digna y, en muchas ocasiones, terminan usurpando casas ajenas.


Por: Giuliana Sosa, Florencia Cortondo y Noelia Galeano, de 2º 1ª HUSOC.

martes, 9 de junio de 2009

Denunciar, una misión imposible

En una época en la que la inseguridad se ha vuelto el principal tema de preocupación para gran parte de los argentinos, el hecho de notificarla a los encargados de combatirla se ha vuelto una tarea casi imposible.
En teoría, la denuncia debería constar de unos pocos pasos: informar al personal policial, relatar los hechos y confirmar la redacción. Luego serán los uniformados los que se ocupen del asunto.
En Argentina, esta tarea que parece sencilla se vuelve mucho más complicada. Según Marta Rofrano, quien ha concurrido a la comisaría de San Antonio de Padua muchas veces por asaltos a sus hijos, algunas de las dificultades con las que se encontró fueron “la falta de capacidad y mala predisposición del que atiende”, o el consejo del personal de que "en vez de una denuncia se haga una exposición por extravió” en el caso de los robos, concluyendo en que “principalmente, se evita que se haga la denuncia”.
Paula Skudin también nos cuenta su experiencia. “No querían tomar la denuncia aduciendo que, como el delincuente era un menor, no podían hacer nada, que la victima no podría identificarlo, y pusieron algunas trabas como la de obligarnos a presentarnos en reconocimiento médico a pesar de aclarar no haber sufrido heridas ni haber tenido contacto físico con el delincuente”.
A pesar de ser el único método oficial, la denuncia no es la única manera de notificar un delito. Se han creado grupos en Facebook, la red social más grande en Internet, en los que los miembros opinan sobre diversos puntos relacionados con el tema (como la baja a la edad de imputabilidad, o la pena de muerte) además de informar sobre las zonas en las que mas delitos se cometen.
Estos métodos parecen efectivos para adolescentes o personas capacitadas y en condiciones para usar Internet, pero estos requisitos dejan afuera a una gran cantidad de personas. Al volver a consultar a Rofrano y Skudin, quienes rondan los 50años de edad, coinciden en que no tienen idea de cómo usar una computadora, por lo que estos métodos alternativos les resultan totalmente inútiles. Además, recuerdan que una gran cantidad de personas no está en condiciones económicas de acceder a una computadora conectada a Internet y utilizarla.
Así como adultos y sectores económicamente bajos no pueden acceder al método de denuncia alternativo (que además no tiene consecuencias judiciales), adolescentes y niños no son aptos para el método tradicional, ya que de acuerdo a la actual legislación, para realizar una denuncia se debe ser mayor de 18 años. A pesar de esto, el personal que recibe a los “denunciantes” debería hacer todo lo posible para recibir la denuncia, como por ejemplo comunicarse con un juzgado de menores o con los tutores de los niños. Ayelen Amato, de 16 años, cuenta cómo los policías de la comisaría 23 de Palermo contradicen totalmente estos deberes. “Luego de ser asaltados en una de las plazas de Palermo, cerca al monumento a los Españoles, fuimos a la comisaría mas cercana a ver si nos tomaban la denuncia, pero al llegar, los policías se burlaron de nosotros. El encargado de tomar la denuncia dijo `no voy a tomar 11 denuncias. No tengo ganas de trabajar´, mientras que otro de los oficiales nos dijo que no éramos aptos para efectuar una denuncia y que nos fuéramos a casa, mientras 4 de mis amigas lloraban al lado suyo”.
Al preguntar a nuestras fuentes su opinión sobre la imposibilidad de los menores a realizar una denuncia, concluyeron en que no están de acuerdo, y aclaran: “hay que escucharlos, contenerlos, no burlarse, tomarles declaración y comunicarse inmediatamente con un mayor responsable. El no cumplir con esto, contribuye al descreimiento de la autoridad”.



Por: Sotelo - Urcola M. - Santangelo - Urcola J.

Desorientados a la hora de elegir una carrera


La falta de decisión para elegir una carrera, no es cosa nueva para los adolescentes. Cuando llega la hora de enfrentarse con esta responsabilidad, aparecen las dudas, la indecisión: no se imaginan haciendo algo en el futuro, hasta se podría decir que sienten temor por lo que vendrá.
Según un informe de la psicóloga Claudia Messing, los adolescentes “tienen miedo a asfixiarse, a perder su libertad, a que el estudio les impida hacer otras cosas”.
¿Qué hay de los famosos tests vocacionales? Por medio de una consulta a Encarta 2009, se sabe que a través de preguntas, se orienta y perfila al joven sobre qué carrera es una buena opción para él, de acuerdo a cómo responda a los interrogantes. Pero no siempre dan un resultado correcto o esperado por el adolescente, es decir que no son de ayuda en estos casos. Melisa Barros Da Costa afirma que “los tests vocacionales, las veces que los hice, no coincidieron con lo que me gusta”.
Otra cuestión discutida, es si hay falta de motivación, y esto varia según las posibilidades de cada adolescente y su familia. Puede ser que la incentivacion por parte de la familia esté, pero el adolescente no encuentre ninguna motivación, como es el caso de Melisa, que nos dice: “mis padres me pagaron varios centros de estudio, pero empiezo y no me gusta”. Un recurso que recomienda la psicóloga Bianca Benchouam en la revista Parateen es “imaginarse dentro de 5 o 10 años, terminando alguna carrera o en plena inserción laboral”, el cual “puede estar estimulado por ideales, deseos y ambiciones”.
Pensar si están preparados para una elección a futuro es otra posibilidad, pero para los especialistas esto no es un impedimento, ya que si siguen una serie de pasos, no seria una falta de preparación, sino una indecisión o un no convencimiento. La psicopedagoga Viviana Pascuale en el sitio www.universia.com.ar dice que primero debe haber un “autoconocimiento”, hacerse preguntas para llegar a una respuesta, luego informarse, “tratar de conocer el mercado, tanto la oferta como la demanda”, después “realizar una selección y análisis para acercarse a una elección aproximada a lo planteado”.
Por lo tanto, desarrollados estos temas, la decisión está en manos de los adolescentes. Lo único que los padres pueden hacer es acompañarlos en todo momento, y evitar que tengan pensamientos como “yo no quiero trabajar, no quiero ir a estudiar… quiero tocar la guitarra todo el día”, de la canción de Los Auténticos Decadentes, y que escuchar estas letras solo sea una diversión, y no un estilo de vida.
Por: Valeria Barros da Costa