Todo comenzó un día, en 1991, con un grupo de comerciantes que vendían ropa importada y comida en terrenos abandonados en Ingeniero Budge (provincia de Buenos Aires). Eran 430 los trabajadores que se ganaban la vida allí día a día y con esfuerzo fundaron URKUPIÑA S.A., que luego se dividió en dos cooperativas: OCEAN y PUNTA MOGOTES S.A.
En el 2002, en la peor crisis argentina, La Salada creció con el esfuerzo de miles de feriantes. Los vecinos del sector también quisieron participar y ocuparon terrenos para instalar puestos sobre la ribera del Riachuelo.
La Salada hoy
Como sabemos, la feria creció a pasos agigantados, ya que hoy existen más de 5000 puestos armados con madera, caña o chapa que ocupan aproximadamente unas 15 cuadras. El alquiler de cada uno de estos modestos puestos cuesta 30 pesos diarios.
Así, los pocos puesteros que vendían productos a la intemperie los lunes, crecieron hasta llegar a lo que es hoy la feria.
Esta gran feria, hoy en día, está compuesta por 4 ´´subferias``: 3 de ellas son legales (Punta Mogote, Ocean y Urkupiña) ya que pagan los impuestos correspondientes. La restante es ilegal ya que no paga impuestos y ocupa los terrenos provinciales en la ribera del Riachuelo.
En estas 4 ferias, aunque a veces se niegue, hay venta ilegal de ropa, calzado, películas en formato DVD, CD, equipos electrónicos y hasta productos para las mascotas.
En total ocupan unas 20 hectáreas y emplean a 6000 personas. Las ferias abren los miércoles y domingos entre el mediodía y la madrugada. Durante el día acuden en general compradores minoristas.
¿Quiénes compran?
En los últimos tiempos, la crisis ha hecho que la clase media acuda a estos lugares. También en los horarios de venta al público – mayormente por la noche- llegan compradores del interior del país y de países limítrofes, con sus ómnibus o combis.
Esto quiere decir que concurren aproximadamente 20000 personas por noche.
El lado malo…
La venta de ropa con imitaciones de marcas reconocidas internacionalmente ocurre constantemente. El director ejecutivo de la cámara industrial argentina de la indumentaria, Héctor Kolodny asegura que´´en el país el 50% de la ropa que se comercializa se vende en negro``.
´´La Salada es el mayor centro de distribución: De allí se abastecen unas 300 ferias minoristas en todo el pais``, dijo el director ejecutivo. ¿Se puede legalizar la feria? En estos momentos, parece algo imposible…
Mauro, comprador habitual de La Salada y empleado de La Saladita de Constitución, opina que ´´lo único que se hace en este país es criticar la feria, pero no se propone una solución para tratar de legalizarla``.
En la salada es posible encontrar todo lo que uno se propone y a precios económicos. Un ejemplo de esto es el precio de los pantalones de jean, ya que en cualquier shopping se adquieren a $150, y en La Salada es posible obtenerlos por tan solo $40.
Alejandro Salvador es apoderado de diferentes marcas de indumentaria y dice: ´´Tengo presentadas 20 causas en los juzgados por violación a la ley de marcas pero prescriben por lentitud en los trámites``.
La ley de marcas – a grandes rasgos- tiene como finalidad regular la adquisición, protección, mantenimiento, modificación y licencias de marcas, expresiones de publicidad comercial y todo lo relacionado a nombres comerciales, así como la prohibición de la competencia desleal en tales materias.
Una fuente policial anónima afirma que los controles en La Salada son demasiado escasos para lo que el lugar representa, y lo que se sospecha de este complejo.
Sin embargo, el ultimo mes, hubo una inesperada visita a La Salada de Santiago Montoya (ex jefe de ARBA), quien comandó un operativo en el que se incautaron la mercadería de más de 30 vehiculos y se labraron actas a distintos vendedores. Ante esta situación, los comerciantes señalan que las tres empresas (Ocean, Urkupiña y Punta Mogote) son agentes de recaudación para el cobro de IVA y las tasas municipales.
¿Y la seguridad?
La feria está ubicada en una zona marginal de la provincia de Buenos Aires. Hay muchos robos, pero cada año, se incorporan nuevas modalidades de protección y comodidad para los compradores y vendedores que llegan desde todo el pais.
Actualmente tiene vigilancia y seguridad privada en las horas de funcionamiento y existe una coordinación para recibir a toda la gente. En las ferias los puestos están señalizados por carteles, tienen techo fijo e iluminación. Estas instalaciones, en la mayoría de los casos (principalmente la iluminación) son muy precarias y ocasionalmente podrían provocar un accidente.
Otro aspecto de inseguridad consiste en lo afirmado por Jorge Castillo, administrador de una de las ferias: ´´En la ribera se cocinan alimentos para vender y por debajo de las ´´cocinas`` pasa un gasoducto``.
El lado bueno
Debemos destacar los aspectos positivos de esta feria que, a pesar de lo que parece, los tiene.
Un economista y candidato a diputado por la Coalición Cívica hace una defensa de esta feria diciendo que ´´es imposible estar a favor de la microempresa y en contra de La Salada``.
Las personas fabrican prendas de vestir y artesanías en su hogar-taller.
En estos hogares-talleres se promueve el trabajo digno ya que no sólo trabaja el jefe de familia, sino que sus hijos también colaboran con la economía familiar.
´´Es verdad, en La Salada se viola la ley de marcas, pero el Estado tendría que intervenir de manera que las firmas multinacionales de estas marcas pongan precios accesibles para cualquier persona. Así no se produciría esta violación`` afirma Brian, quien en más de una oportunidad concurrió a La Salada como comprador particular.
Muchas personas afirman que preferirían trabajar en La Salada antes de llegar al extremo de robar para comer.
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